Azaña: los que le llamabamos don Manuel. Josefina Carabias

" Josefina Carabias lo conoció en el Ateneo de Madrid, en 1930, cuando él no era todavía un político importante, ni ella se había convertido aún en pionera del periodismo femenino. Azaña, en el tiempo en que era, simplemente, don Manuel, hizo muchas confidencias a Josefina Carabias. Pero ella nunca difundió lo que sabía, porque no estaba autorizada. Dio prioridad a su lealtad como amiga, sacrificando su condición de periodista. Sin embargo, según declara en el libro, se propuso no llevarse nada a la tumba, y contarlo todo cuando a él ya no pudiera importarle. Es particularmente emocionante y significativo que esta haya sido su obra póstuma, el brillante colofón de una vida dedicada a informar con honestidad e ingenio."

Josefina Carabias es una figura pionera del periodismo español en el que como mujer rompe con varios estereotipos. Rechaza limitarse a escribir crónicas de moda y consejos sobre el hogar y la crianza de los niños a los que se limitaba las escasas intervenciones de la mujer en el periodismo y se lanza a escribir crónicas de política y actualidad.

Entre su obra periodística y literaria destaca esta obra póstuma como un proyecto personal recuperando de la memoria aquellos momentos políticos tan trascendentales del país que vivió como cronista parlamentaria en primera línea.

Inicia el relato con un perfil intimo, próximo y cariñoso de Azaña cuando inicia su labor en el Ateneo recuperando la institución de su duermevela a través de la renovación física y de cuidar la biblioteca, asi como las finanzas. Testigo de la renovación, Josefina, se detiene en aquellos detalles y anécdotas que considera crean un perfil intimo y definidor de la personalidad de Azaña.

"Nombrar comisiones, era uno de los deportes preferidos por los ateneístas. Casi ninguna tenía éxito en las gestiones emprendidas y aquella menos que las otras."

El Ateneo como punto de reunión de jóvenes, intelectuales y republicanos se convierte en el escenario de la revolución. Allí se habla, se conspira, se trasmiten noticias... el gobierno lo cierra y se reabre con la República. Y este acostarse monárquico y levantarse republicano es narrado recogiendo los pasos de Azaña. Y del Ateneo al Congreso donde como periodista parlamentaria escribe crónicas para "Ahora" y la convierte en testigo de días intensos políticos llamados ya entonces "históricos", viendo a Macia quijotesco como acude a Madrid para votar presidente a Zamora pero no su estatuto catalán.



Azaña: los que le llamábamos don Manuel.
Josefina Carabias
Plaza & Janes. 1980
285 pág

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