Claves de Razón Práctica nº 256

"En mi niñez se llamaban tebeos. ¡Y cómo me gustaban! De humor, del oeste, de espadachines, de detectives (¡el inspector Dan!), de piratas, de selva, de superhéroes, de monstruos y terrores, de ciencia ficción... y, por supuesto, Tintín. Nunca ví ninguna contradicción entre mi afición a los tebeos y la que sentía por los libros. Launa completaba a la otra, del modo más natural. Después..., pues bien, nunca he dejado de leer tebeos, aunque hayan ido evolucionando conmigo a lo largo del tiempo y ahora deba llamarles cómics o incluso novelas gráficas para no faltarles al respecto. Pero para mí siguen siendo tebeos, aunque no lo proclame a los cuatro vientos."

Así comienza el editorial de la revista Claves de Razón Práctica (número 256) a cargo de su director, Fernando Savater. Un número que llama a filas a diversos especialistas en cómic, para descubrirnos la vida en viñetas a través de sus diversas etapas vinculadas a las experiencias personales de cada convocado.

A través de los artículos se reconstruyen las distintas etapas del género bajo diversas perspectivas para concluir con la experimentación que se está desarrollando actualmente al reconocer un espacio de libertad creativa que usa el autor para expresarse libremente utilizando distintos medios. Se rompen límites de expresión previos como numero de páginas, fragmentación visual en modelos de viñetas preestablecidos, titulos y bocadillos con nuevos modelos de expresión como lettering, aplicación de nuevas tecnologías en color o manipulación de imágenes o fotografías, y nuevos temas no solo biográficos sino exploración del autor en torno a sus intereses. Son análisis que nos proponen nuevas lecturas, puntos de vista alternativos  y que enriquecen el análisis para nuestras lecturas, así como nos invitan a reflexionar sobre nuestra relación con el cómic, tebeo, bande dessinée, novela gráfica, historieta, álbum ilustrado, libro de autor.. o como deseemos denominarlo.

Todos vinculamos nuestras lecturas a experiencias personales y sentimientos que nos evocan. En mi caso mi relación con el cómic es leve, pero intensa con la novela gráfica. Suena pedante esta reclamación de dignidad pero no la asumo como tal, es una sencilla forma de manifestar una clasificación tipológica. En mi infancia apenas leí tebeos de época, no me atraía Mortadelo y Filemón, me aburría Zipi y Zape, Carpanta me parecía repelente, Asterix insulso, Tintín abobado, El Capitán Trueno un bobo más de la época en uniforme antiguo... Solo había una excepción, 13 Rue del Percebe, conseguía cautivarme en cada uno de los habitáculos del edificio. Tenía un orden propio de lectura, me apasionaba el inquilino del tejado que evitaba el casero, el habitante okupa de la alcantarilla y el tendero estafador, así como animales variados trasteados, el resto no requerían de orden, puesto que me resultaban meros comparsas. Mientras los miércoles en la cola de apertura de la biblioteca escolar con doce años mi compañero Juan Antonio ansiaba un nuevo Asterix yo me embebía buscando novelas históricas como Aníbal, a ser posible con más de 500 páginas. La biblioteca abría semanalmente y era terrible un domingo sin lectura.

Como las lagunas de Ruidera, desaparecieron las lecturas gráficas para reaparecer por un insistente consejo: "Tienes que leer a Satrapi", mi respuesta fue algo así no me gustan los cómic, me repelen los superhéroes con los calzoncillos por encima de los pantalones, lo del Jueves no tiene palabras... "No, esto es distinto, no te quiero contar nada pero hazme caso, tienes que leer a Satrapi, no es cómic, es novela gráfica". Y allí me atrapé, porque al leerlo descubrí que era muy distinto a lo que yo identificaba por cómic, me encontré con una autobiografía valiente y puro catarsis, con un trazo en blanco y negro de construcción escultórica soviética en tinta, en un texto que desnudaba el alma de una autora. Una mujer que no era una heroína que actuaba de secretaria en la liga de la justicia, o de acuarela húmeda de la mano de Milo Manara; sino una mujer real.

Así retome lecturas gráficas variadas, seguí explorando la novela gráfica, intenté interesarme por el cómic americano feliz de encontrarme con Little Nemo, leí y releí BD con Tintín y Asterix a la cabeza para preferir a Blake and Mortimer y descubrí con pasión el Manga (Master Keaton, Adolf, Buda, El lobo solitario...), a la vez que hice espacio para el libro ilustrado tanto infantil como adulto para descubrir grandes artistas como Maria Hesse, Roger Olmos, Shaun Tan, Jimmy Liao... Y así ha de seguir, en el plan de lecturas tiene lugar recuperar los orígenes del cómic, releer clásicos y explorar las nuevas formas de expresión con las aportaciones de este número de Claves de Razón Práctica.



Claves de Razón Práctica
Revista dirigida por Fernando Savater
Textos: Álex de la Iglesia, Felipe Hernández, Román Gubern, Álvaro M. Pons, Carolina Puigdevall...
Número 256. Enero-febrero 2018
192 pág

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