"Otra oveja, destrozada y ensangrentada, con las vísceras todavía calientes y el vapor emergiendo de su interior como si fuera un pudin recién horneado. Unos cuervos de picos brillantes pasaron a mi lado, ufanos y emitiendo unos ásperos graznidos, y, cuando agité el bastón, echaron a volar hacia los árboles y me observaron con las alas desplegadas, cantando, si es que se lo podía llamar así. Acerqué una bota al a cara de Perro para evitar que se llevara un trozo de la oveja de recuerdo y permaneció junto a mí mientras arrastraba los restos del animal muerto fuera del prado, hasta la cabaña."
Jake vive en una vieja granja aislada en Reino Unido junto a Perro y sus ovejas. El día a día está lleno de trabajo manual, esfuerzo y lucha, cuando un día comienzan a aparecer sus ovejas muertas. Jake buscará el animal o persona que las está matando mientras descubrimos su pasado.
"Matan a la chica aborigen. Karen está fumándose un cigarrillo; le tiembla la mano.
-Joder, te lo dije, ¿verdad? - comenta, y se sirve un trago de vodka en su taza de té. Se la ha corrido la máscara de pestañas. A veces se pone así-. ¿No te dije que lo hacen por cualquier cosa?
Le quito la botella y echo un poco de vodka en mi lata de Coca-Cola.
-Es más peligroso para las que quedamos, porque ahora ya les han dado una idea a esos capullos, joder. No tienen respeto por nada, no piensan en el futuro. No intentan educarse, aprender, no les impora dónde viven. - Da una fuerte calada a su cigarrillo-. Me cago en la puta, si ni siquiera les importa si se despiertan por la mañana. Bueno, pues así terminas.- Se da una palmada en el muslo y añade-: Violada, estrangulada y metida en un maletero."
Lejos de Australia, de la prostitución a la que se vio abocada, su pasado en forma de cicatrices físicas y emocionales la acompaña a un presente de soledad en el que sobrevive con esfuerzo.
La novela mantiene un ritmo constante en el que se cruzan el pasado y el presente de forma magistral, con una descripción minuciosa que atrapa nuestra curiosidad. Sin embargo, la historia se deslavaza según avanza para perderse entre elementos inconexos.
-Joder, te lo dije, ¿verdad? - comenta, y se sirve un trago de vodka en su taza de té. Se la ha corrido la máscara de pestañas. A veces se pone así-. ¿No te dije que lo hacen por cualquier cosa?
Le quito la botella y echo un poco de vodka en mi lata de Coca-Cola.
-Es más peligroso para las que quedamos, porque ahora ya les han dado una idea a esos capullos, joder. No tienen respeto por nada, no piensan en el futuro. No intentan educarse, aprender, no les impora dónde viven. - Da una fuerte calada a su cigarrillo-. Me cago en la puta, si ni siquiera les importa si se despiertan por la mañana. Bueno, pues así terminas.- Se da una palmada en el muslo y añade-: Violada, estrangulada y metida en un maletero."
Lejos de Australia, de la prostitución a la que se vio abocada, su pasado en forma de cicatrices físicas y emocionales la acompaña a un presente de soledad en el que sobrevive con esfuerzo.
La novela mantiene un ritmo constante en el que se cruzan el pasado y el presente de forma magistral, con una descripción minuciosa que atrapa nuestra curiosidad. Sin embargo, la historia se deslavaza según avanza para perderse entre elementos inconexos.
Todos los pájaros cantan
Evie Wyld
Ático de los libros. 2017
260 pág.
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