Autorretrato sin mí. Fernando Aramburu

 Su vida y la mía

Habito desde que nací en un hombre llamado Fernando Aramburu. No voy a quejarme. Hay desiertos peores. Este hombre me obliga a madrugar. Se ha ido metiendo en años. Tenía una melena que se le derramaba sobre los hombros. Hoy lleva, llevamos, los pensamientos al aire. De niños, cenábamos a menudo pescado en la casa familiar. El padre, a un costado de la mesa, se inclina sobre el plato con su pedazo de pan. Yo he visto al padre de este hombre en que habito comer macarrones con pan. Pan con todo. Pan. Él mismo era un pedazo de pan. Y la madre está ahí delante, en un presente perenne. Es buena y lleva delantal. Nuestros alimentos saben sin excepción a modestia. En casa no hay libros, pero ya me voy a encargar yo de que los haya.Este hombre que me envuelve me hacía leer, siendo yo muchacho, poemas y obras de teatro clásico (Lope, Tirso y demás) en voz alta, a todas horas. Mi madre entraba alarmada en la habitación, convencida de haber traído al mundo un hijo delirante. Me pillaba con Góngora, me pillaba con Rubén Darío. Andando el tiempo, se acostumbró a la presencia del lenguaje literario en el hogar. Mi silencioso padre se limitó a restregarme un pedazo de pan por la frente

Tras el excepcional y exitoso Patria, ha nacido una confianza que nos impele a lanzarnos sin demora a devorar las nuevas páginas de Fernando Aramburu. El título estimula esta idea y la consolida una cuidada presentación que desde la primera página va creciendo hasta comenzar a surgir una sospecha: este es mi libro del año. Este es el regalo literario que he de leer y releer para encontrar literatura.

He dejado en barbecho esta idea unos meses, quiero ser prudente. Este año ha habido mucha lectura, buena y mejor, descubrimientos interesantes, sorpresas... Y aunque parecía que no me podría decidir, puesto que hay algo que me impele a resistirme, me decido. No quiero compartir esta lectura con los demás, quiero que sea solo mía porque tal vez si la comparto pierdo algo de su magia. Sin embargo, quiero que todo el mundo tenga la suerte de descubrir esta joya, que se sienta tan seducido por su lectura como sorprendido por su ritmo poético. Por eso, tras el sosiego, confieso: es mi libro del año. 
VALE.

A veces, cuando menos lo espero, me viene una vieja urgencia de salir a la calle a congraciarme con mi especie. Procuro meter en los bolsillos unas tiras de sosiego para que no suceda que, puesto un pie en la acera, me eche a llorar a carcajada limpia, me parta de risa bañado en lágrimas.




Autorretrato sin mí
Fernando Aramburu
Tusquets. 2018
192 pág.

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