"El rey ha muerto.
De ciudad en ciudad, de castillo en castillo, por vías y caminos, la noticia se difunde: El rey ha muerto.
Se propaga de un campanario a otro, ritmada por el tañido fúnebre que lentamente, a intervalos regulares, hace llegar a todos, habitantes de campos y ciudades, la consternadora noticia; gentes de toda clase y condición, monjes, sacerdotes o simples súbditos, se santiguan, se arrodillan en los monasterios o incluso al borde de los caminos, ante las cruces que en ellos se alzan. El rey ha muerto"
Régine Pernoud formada en la Escuela de Chartres, doctora en literatura y conservadora honoraria de las Archivos Nacionales de Francia fue una medievalista que estudió con especial atención el papel de las mujeres en esta época: Juana de Arco, Leonor de Aquitania, Blanca de Castilla, Hildegarda de Binen y Cristina de Pizán.
De ciudad en ciudad, de castillo en castillo, por vías y caminos, la noticia se difunde: El rey ha muerto.
Se propaga de un campanario a otro, ritmada por el tañido fúnebre que lentamente, a intervalos regulares, hace llegar a todos, habitantes de campos y ciudades, la consternadora noticia; gentes de toda clase y condición, monjes, sacerdotes o simples súbditos, se santiguan, se arrodillan en los monasterios o incluso al borde de los caminos, ante las cruces que en ellos se alzan. El rey ha muerto"
Régine Pernoud formada en la Escuela de Chartres, doctora en literatura y conservadora honoraria de las Archivos Nacionales de Francia fue una medievalista que estudió con especial atención el papel de las mujeres en esta época: Juana de Arco, Leonor de Aquitania, Blanca de Castilla, Hildegarda de Binen y Cristina de Pizán.
"El primero de enero del año 1404, Cristina había ofrecido como obsequio de Año Nuevo al duque de Borgoña, Felipe el Atrevido, una de sus obras: el Livre de mutation de Fortune. Unos días más tarde, era convocada en el Louvre por Monbertault, el tesorero del duque... El duque tiene un deseo que expresar: muy interesado por la obra de Cristina, desearía que ésta emprendiera una narración del reinado de Carlos V, su hermano. Es una gran obra lo que le pide; una obra destinada a hacer época: en el estado actual del reino, sería oportuno recordar la sabiduría, la prudencia, el comportamiento lleno de equidad y previsión del difunto rey. Su ejemplo debería ser beneficioso para la generación presente."
Cristina de Pizán nacida en Venecia aunque vivió su infancia en Francia, se formó en la corte medieval del rey Carlos V junto a su padre que ejercía de médico y astrólogo del rey. El fallecimiento del rey con la consecuente perdida de protección, la muerte de su padre y su marido la embarcan en un proceso de defensa de su patrimonio y derechos en los tribunales en un mundo de hombres. Mientras reclama sus derechos se refugia en la poesía, escribiendo y difundiendo su obra en preciados manuscritos que la reportaran beneficios y encargos como la redacción de una crónica sobre el rey Carlos V.
Desolada ante el papel secundario de la mujer en la sociedad y la tendencia misógina en la literatura levanta su pluma para participar en el debate del "Roman de la Rose" argumentando en defensa de la mujer contra los "sabios" que tanto la denostan. Sin embargo, esta amplia polémica no será su única lucha puesto que como culmen de la defensa de la mujer, y expresión de su conocimiento y pensamiento escribirá La ciudad de las Damas: una propuesta utópica en la que Cristina acompañada de la Razón, Rectitud y Justicia construye una nueva ciudad para las mujeres lejos de los estereotipos de sumisión medievales.
Cristina de Pizán en este obra biográfica no solo consigue recoger la vida y espíritu de una mujer pionera y excepcional de forma precisa sino exponer la vida medieval en la que vivió a través de hechos históricos y sociales.
Cristina de Pizán nacida en Venecia aunque vivió su infancia en Francia, se formó en la corte medieval del rey Carlos V junto a su padre que ejercía de médico y astrólogo del rey. El fallecimiento del rey con la consecuente perdida de protección, la muerte de su padre y su marido la embarcan en un proceso de defensa de su patrimonio y derechos en los tribunales en un mundo de hombres. Mientras reclama sus derechos se refugia en la poesía, escribiendo y difundiendo su obra en preciados manuscritos que la reportaran beneficios y encargos como la redacción de una crónica sobre el rey Carlos V.
Desolada ante el papel secundario de la mujer en la sociedad y la tendencia misógina en la literatura levanta su pluma para participar en el debate del "Roman de la Rose" argumentando en defensa de la mujer contra los "sabios" que tanto la denostan. Sin embargo, esta amplia polémica no será su única lucha puesto que como culmen de la defensa de la mujer, y expresión de su conocimiento y pensamiento escribirá La ciudad de las Damas: una propuesta utópica en la que Cristina acompañada de la Razón, Rectitud y Justicia construye una nueva ciudad para las mujeres lejos de los estereotipos de sumisión medievales.
Cristina de Pizán en este obra biográfica no solo consigue recoger la vida y espíritu de una mujer pionera y excepcional de forma precisa sino exponer la vida medieval en la que vivió a través de hechos históricos y sociales.
Cristina de Pizán
Régine Pernoud
Medievalia. 2000
183 pág.
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