Hay cosas que no se pueden contar. Kirsten Boie

Conozco a un niño en África. Vive en las colinas de Shiselweni, no lejos de Hlatikulu, donde, por las mañanas, el rojo sol sale tras las cimas y la lejanía queda difuminada en una neblina azul. Es el lugar más bonito del mundo, y Thulani lo sabe bien. Thulani es el nombre del niño.

Así empieza la historia de un niño que vive con su abuela y su hermana, "y lo que vaya a ocurrir mañana o dentro de un año, cuando tenga doce, no le preocupa. Por eso, esta historia no tiene un final". Estas son las cosas que no se pueden contar: Conozco a un niño en Africa, El libro de mamá, Los zapato de Jabu, Gugu se quema. Estas son las historias que Kirsten Boie escribió tras su viaje a Suazilanda en las que conoció a numerosos niños y abuelos, pero pocos padres y madres porque en el sur de África es el lugar del mundo donde más contagiados del virus del VIH viven.

Estaba cada vez más delgada, ya no podía retener ningún alimento en el cuerpo, y la tos le acometía de tal forma que Pholile a veces se iba corriendo. Después, ya dejó de ser un secreto, pues a muchas personas les había pasado lo mismo en el territorio del jefe. ¿Por qué no debía contar mamá la verdad? ¿Por qué tenía que avergonzarse de algo que no era culpa suya?

Son historias tristes y reales que pueden ser escritas en alemán, traducidas al castellano pero que se viven en suazi, la lengua de estos niños y sus abuelos para las que no hay palabras. Por eso debemos leerlas para darlas voz, porque ya existen, pero si no las contamos caen en el olvido.


Hay cosas que no se pueden contar.
Kirsten Boie
Siruela. 2017
99 pág.

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