Lágrimas de sal. Pietro Bartolo, Lidia Tilotta

El agua está helada. Me cala hasta los huesos. No consigo achicar toda la que hay. Salto de un lado a otro, pero mis intentos son inútiles. Utilizo todas mis fuerzas y mi agilidad, pero la barca sigue llena. Y caigo.
De repente. Sin siquiera darme cuenta. Tengo miedo. Es noche cerrada y hace frío. La insconsciencia de mis dieciséis años no me ha permitido calcular el riesgo. No podía y no debía caerme al mar. Creo que voy a morir.

Mare Nostrum, es nuestro mar dijeron los romanos, creían que podían conquistarlo con barcos de guerra y con palabras, pero no es así. El mar es caprichoso, hoy regala mañana reclama. Pietro Bartolo con dieciséis años sale de pesca con su padre, ese día cae al mar, sin embargo consigue salvarse tras un experiencia traumática que revivirá constantemente.
Con mucho esfuerzo sus padres consiguen pagar sus estudios universitarios y laureado regresa a su tierra: Lampedusa, una roca perdida en el mar entre Sicilia y Libia para ejercer de médico. Durante más de veinticinco años ha acogido, curado y escuchado miles de migrantes.

En Lágrimas de sal confiesa su vida personal y su experiencia laboral, recoge la tragedia humana en la que se ha convertido el Mediterráneo. Pero, no en un mero elenco de situaciones dramáticas y emotivas sino que usa la palabra para manifestar su fe y su compromiso. El libro es un homenaje a su familia: su padre pescador que con gran esfuerzo saca adelante la familia y consigue pagar los estudios universitarios a un hijo, a un madre cariñosa que le apoya y le comprende, a su hermana que le da un hogar cuando se encuentra lejos de sus padres, a su esposa y suegros que tantos sacrificios hacen viviendo en un isla aislada. Y un homenaje a todas aquellas mujeres y hombres con los que trabaja codo con codo, enfermeros, médicas, bomberos, buzos, militares, policías... que día a día recuerdan al mundo que Lampedusa es una isla solidaria fiel al código marinero:  no se deja a nadie en el mar.

He leído, me he documentado, porque quería entenderlo. Lo que descubrí es una realidad escalofriante. Un negocio que parte de África y se extiende por decenas de países. Casi el diez por ciento de los riñones trasplantados en Occidente se explanta ilegalmente. Y quien declara estas cifras es la Organización Mundial de la Salud. Los números son impresionantes. Quienes los compran pagan bien, y cuanto más jóvenes son las victimas más pagan.



Lágrimas de sal: la historia de un médico de Lampedusa
Pietro Bartolo, Lidia Tilotta
Debate. 2017
159 pág.

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