El busto del emperador. Joseph Roth

En la antigua Galitzia oriental, en la actual Polonia, muy lejos de la única línea de ferrocarril que une Przemysl y Brody, se encuentra el pueblecito de Lopatyny, acerca del cual, en las páginas que siguen, voy a contar una curiosa historia.
En el pueblo de Lopatyny vivía el conde Franz Xaver Morstin de familia noble polaca aunque con origen italiano que se consideraba parte de la corona austro-hungara, noble ante todo y al servicio de una monarquía e imperio de varias lenguas, regiones y costumbres que asume como propias bajo la figura del emperador. La guerra va a reconvertir el imperio en un puzzle de países con nuevas nacionalidades que reconstruyen su historia de nuevo, el emperador es parte del pasado y todo busto del mismo debe desaparecer de la visión de sus ex-súbditos. El conde deberá adaptarse con la misma sabiduría con la que ha gestionado su vida y sus dominio.s
  
Con la esperanza de poder olvidar toda aquella situación, el conde decidió salir de viaje lo antes posible. Sin embargo, para su sorpresa, se enteró de que para llegar a los países que había escogido como destino de su viaje necesitaba un pasaporte y unos cuantos visados.

Escrito en 1935 este brevísimo relato evoca la transformación social que se produce tras la primera guerra mundial con la desaparición del Imperio Austrohungaro para poner en valor un mundo en conflicto que concluye creando nuevas fronteras para volver a la guerra que redefine nuevas fronteras en un ciclo que parece no tener fin. De absoluta actualidad en nuestra Europa desnortada.


El busto del Emperador
Joseph Roth
Acantilado. 2004
59 pág.
ISBN 84-96136-19-1

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