El soldadito era de la Quinta del Biberón, la leva de niños reclutados cuando ya no quedaban hombres jóvenes ni viejos para la guerra. Víctor Dalmau lo recibió junto a otros heridos que sacaron del vagón de carga sin mucha consideración, porque había prisa, y tendieron como leños en esterillas sobre el piso de cemento y piedra de la estación del Norte, en espera de otros vehículos para llevarlos a los centros hospitalarios del Ejército del Este.
Víctor Dalmau aspira a convertirse en médico y a vivir en libertad en una próspera República. Sin embargo su sueño se verá truncado por la guerra civil y el exilio. Tras cruzar la frontera por los Pirineos en compañía de Roser Bruguera, embarazada de su hermano, la fría acogida en Francia dará paso al embarque en el Winnipeg, un barco fletado por el gobierno chileno a iniciativa de Pablo Neruda que llevó a más de dos mil exiliados a Valparaíso. Allí reiniciarán su vida, sus estudios, sus sueño y tras un nuevo exilio cortesía de Pinochet, el tiempo les dará nuevas oportunidades.
Les explicaron que Chile les había abierto las puertas gracias al gobierno populista del presidente Pedro Aguirre Cerda, quien había desafiado a los partidos de oposición y aguantado la campaña de terror de la derecha y de la Iglesia Católica. «Es decir, allá tendremos a los mismos enemigos que teníamos en España », observó Víctor.
Largo pétalo de mar, esa bella metáfora de Neruda para describir su país, se convierte en manos de Isabel Allende en una expresión de amor y en un canto a la libertad. Desde el camino del exilio iniciado en España derrotada la República, pasando por los campos de concentración franceses, el Winnipeg consiguió dar esperanza y futuro a un grupo de refugiados que huían de la guerra, de la pobreza y de la miseria más moral que física. Volverían a ser desarraigados con el golpe militar y el bombardeo del palacio presidencial. Largo pétalo de mar recoge esta zozobra de emigraciones, esta lucha por la libertad y la democracia retratando un pueblo, el chileno, acostumbrado a devastaciones y pérdidas, a rehacer su vida en cualquier momento y a mostrarse hospitalario con el emprendedor extranjero a la vez que cruel explotador del indígena.
Les explicaron que Chile les había abierto las puertas gracias al gobierno populista del presidente Pedro Aguirre Cerda, quien había desafiado a los partidos de oposición y aguantado la campaña de terror de la derecha y de la Iglesia Católica. «Es decir, allá tendremos a los mismos enemigos que teníamos en España », observó Víctor.
Largo pétalo de mar, esa bella metáfora de Neruda para describir su país, se convierte en manos de Isabel Allende en una expresión de amor y en un canto a la libertad. Desde el camino del exilio iniciado en España derrotada la República, pasando por los campos de concentración franceses, el Winnipeg consiguió dar esperanza y futuro a un grupo de refugiados que huían de la guerra, de la pobreza y de la miseria más moral que física. Volverían a ser desarraigados con el golpe militar y el bombardeo del palacio presidencial. Largo pétalo de mar recoge esta zozobra de emigraciones, esta lucha por la libertad y la democracia retratando un pueblo, el chileno, acostumbrado a devastaciones y pérdidas, a rehacer su vida en cualquier momento y a mostrarse hospitalario con el emprendedor extranjero a la vez que cruel explotador del indígena.
Largo pétalo de mar
Isabel Allende
Plaza Janés. 2019
382 pág.
ISBN 978-84-01-02241-8
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