Ermyntrude y Esmeralda. Lytton Strachey

Queridísima Ermyntrude:
Por fin tengo un momento libre, por fin puedo sentarme a cumplir la promesa que te hice, la parte que me corresponde, según acordamos. ¡Qué delicioso es esto de poder escribirte, querida, queridísima Ermyntrude! ¡Escribirte a ti…, a ti, que eres tan adorable, tan encantadora, tan hermosa, tan inteligente…! No es que tenga nada que contarte. Dirás que, si no tengo nada que decir, ¿cómo es que me alegra tanto disponer de este momento para escribir? La verdad es que aquí siempre están ocurriendo cosas (mucho jaleo y muchas situaciones absurdas), pero no ocurre nunca nada que sea verdaderamente importante, nada sobre lo que yo pudiera escribirte. Sabes muy bien que, aunque la casa esté siempre llena de gente, hagan lo que hagan, en el campo nunca ocurre nada.


Ermyntrude es hija de un parlamentario. Esmeralda vive en el campo. Durante un tiempo coinciden en una escuela de educación femenina de rígidas convenciones sociales y modelos victorianos pacatos que imponen una cautividad cultural e intelectual que las dos jóvenes deciden explorar. Al terminar el curso escolar se proponen continuar con una relación epistolar conversaciones e inquetudes en torno a la nueva educación que se proponen en torno a las cositas y las colitas. Esmeralda avanzará primero descubriendo la relación de su hermano Godfrey y el tutor de este, Mr. Mapleton, para posteriormente descubrir que el nuevo criado ya no se llama George y es mucho más guapo. Carta tras carta asistimos a un enredo amoroso no exento de escenas explícitas, pornográficas para la época, pero burlonas para un lector avezado.

Ha habido aquí un grandísimo lío. Pero tengo que decirte que empezó hace quince días, aquella vez, ¿te acuerdas?, cuando se me cayó la carta. Entonces se me empezó a alegrar la cosita. Supongo que te parecerá horrible que se me alegrara por un criado. Pero Henry no es un criado como los demás.

Lytton Strachey nos ofrece una breve y divertida novela epistolar que emula la literatura francesa libertina para parodiar una sociedad victoriana anticuada llena de convenciones rígidas relativas al sexo, las clases sociales y los comportamientos que regulan sus relaciones. Para mostrarnos la hipocresía reinante en este modelo social tan aceptado recurre al humor como elemento de denuncia y a las expresiones modosas en escenas explícitas que llevan al lector a la carcajada.




Ermyntrude y Esmeralda
Lytton Strachey
Valdemar. 2002
96 pág.
ISBN  978-84-7702-393-X

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