Melchor está todavía en su despacho, cociéndose en el fuego lento de su propia impaciencia por terminar el turno de noche, cuando suena el teléfono. Es el compañero de guardia en la entrada de la comisaría: hay dos muertos en la masía de los Adell, anuncia.
Comienza una novela policíaca con sus asesinatos y detectives al uso, pero al llegar a las cuarenta páginas el ritmo de thriller da paso a un detallado perfil biográfico del detective lleno de contradicciones y tópicos novelescos para ralentizar la novela y convertirla en algo que está por aclarar. Y tras los doldrums si tenemos paciencia, llega el jet stream que nos zarandea por el presente y pasado de los protagonistas saltando entre investigaciones, amistades, amores y negocios para ascender en un desenlace previsible pero acertado.
Están de moda las trilogías, tetralogías, pentalogías, según prolonga el mercado editorial de thrillers policíacos enmarcados en paisajes y comarcas que cobran protagonismo y amplifican personajes y sucesos. En esta ocasión ejerce de anfitriona una región marcada por la Batalla del Ebro, cuyas heridas permanecen frescas en las conversaciones de los mayores.
¿Por qué se nos conoce fuera de aquí? Por la batalla más feroz que se ha librado nunca en este país, una tormenta de fuego como un castigo bíblico, un apocalipsis que mató a muchachos de medio mundo. Por supuesto, nosotros ni pinchamos ni cortamos en ella, pero nos dejó esta tierra convertida en un erial todavía más negro de lo que era, un sitio donde ochenta años después todavía puede encontrar usted metralla en los montes, y si no encuentra mucha más es porque durante años nosotros mismo nos encargamos de recogerla y venderla, para no morirnos de hambre. Eso es la Terra Alta.
Al toque comarcal le añade un contexto político actual que pincela con personajes como ex-guardia civil borracho y mujeriego de antro, diálogos con tu acento no es de aquí españolazo, y alusiones a Cambrils y a Puchi buscando la foto. Tópicos sobre tópicos, que venden bien.
Cumple al inicio con todos los tópicos preestablecidos para ser una novela premiada de marketing con las pautas de demanda de un mercado en declive, pero la oruga evoluciona lentamente y se transforma en una reflexión filosófica como barniz. Porque en esencia es una novela bien escrita con una combinación de noir y romance, la típica historia de un asesinato, un poli y una historia de amor. Viste de seda con referencias literarias, novelistas, biblioteca incluida, así que, vence pero no convence.
Que lejos quedan esos premios Planeta de lectura imprescindible.
¿Por qué se nos conoce fuera de aquí? Por la batalla más feroz que se ha librado nunca en este país, una tormenta de fuego como un castigo bíblico, un apocalipsis que mató a muchachos de medio mundo. Por supuesto, nosotros ni pinchamos ni cortamos en ella, pero nos dejó esta tierra convertida en un erial todavía más negro de lo que era, un sitio donde ochenta años después todavía puede encontrar usted metralla en los montes, y si no encuentra mucha más es porque durante años nosotros mismo nos encargamos de recogerla y venderla, para no morirnos de hambre. Eso es la Terra Alta.
Al toque comarcal le añade un contexto político actual que pincela con personajes como ex-guardia civil borracho y mujeriego de antro, diálogos con tu acento no es de aquí españolazo, y alusiones a Cambrils y a Puchi buscando la foto. Tópicos sobre tópicos, que venden bien.
Cumple al inicio con todos los tópicos preestablecidos para ser una novela premiada de marketing con las pautas de demanda de un mercado en declive, pero la oruga evoluciona lentamente y se transforma en una reflexión filosófica como barniz. Porque en esencia es una novela bien escrita con una combinación de noir y romance, la típica historia de un asesinato, un poli y una historia de amor. Viste de seda con referencias literarias, novelistas, biblioteca incluida, así que, vence pero no convence.
Que lejos quedan esos premios Planeta de lectura imprescindible.
Terra Alta
Javier Cercas
Planeta. 2019
375 pág.
ISBN 978-84-08-21787-8
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