El estado de las almas. Giorgio Todde

"En Abinei las casas de piedra son siempre las mismas porque nada se multiplica o disminuye en el pueblo fósil. El estado de las almas de la comunidad impresiona por el hecho de que los muertos quedan compensados con exactitud por los nacidos, y a causa de ello las casas son las mismas e invariado es el número de los hogares. También los animales, como los hombres, nacen y mueren en igual medida."

Abinei, es un Macondo italiano, con sus normas espirituales un tanto paganas para la sotana del parroco que navega entre sus fieles cual vela negra de entierro. Pero las normas son las normas, el número de habitantes siempre es el mismo, para que se muera alguien ha de nacer un sustituto para mantener el conteo. Pero esto es una novela negra, por lo que me temo que o se acelera el ritmo de nacimientos con gemelos, trillizos...  o esto no funciona. Y así es como aparece en escena, llamado por el médico del pueblo, su compañero de estudios universitarios en Pisa: Efisio Marini, embalsamador residente en Nápoles que llega desde Cagliari velozmente. Su esbeltez elegante y sus latinismos presuntuosos son parte de su humildad, pues nos encontramos ante un profeta ignorado en su tierra aunque admirado en Europa.

"Cuando un acontecimiento insólito entra en las vías secretas de su mente, Efisio, como una sibila, sueña."

Efisio no puede dejar reposar sus células grises y empieza a investigar la serie de muertes que alteran el ritmo aritmético del censo, primero Milena Arras, una viuda anciana envenenada con una hostia consagrada y después, cual Ofelia, su supuesta asesina, Graziana Bidotti, una bella joven hija ilegítima del mariado de Milena.

Acaba de nacer un gran detective literario que asume el cuerpo del auténtico Efisio Marini, médico y embalsamador (il Pietrificatore) de gran pericia que asombró a la Europa del siglo XIX, incluido al emperador Napoleón III con sus trabajos.

El estado de las almas es un trabajo meritorio de disección, tanto de los personajes individuales como de la colectividad de un pueblo. En tan breve novela, escondida en el formato novela negra, reside un homenaje al siglo XIX y a sus personajes finiseculares. La historia se enmarca en una Cerdeña de paisajes ásperos y  pueblos cerrados marcados por un ritmo de tradiciones inmutables e incomprensibles que desafían la lógica.

He de confesar que uno de los variados placeres de este libro ha sido una mera alusión a Succi: "--En Nápoles hay un fulano, el ayunador Succi, que ha hecho de la parca frugalidad su trabajo; se gana el pan con el ayuno, dese cuenta... ¡ayuna para comer! Que descanse y gracias."
Empiezan a resonar ecos en mi mente que son meras cacofonías, porque a mi alzheimer emocional se añade el puro despiste, así que navego entre ideas erráticas y confusas: que si el origen del malabarismo de la India, un artista portugues en Madrid del que no consigo recordar su nombre, que si Houdini, el espiritismo del autor de Sherlock Holmes, la frenología con Dickens y la cabeza de Goya... ahí ya me he perdido. Y no me queda más remedio que googlear, ah... y la sinapsis electrónica da vida al hijo de Victor.
La prensa del siglo XIX ejerce sobre mi una profunda atracción y siento especial deleite por la lectura de La Ilustración Española y Americana, una revista ilustrada de finales del siglo XIX cuyas xilografías permanecen en mi memoria sin poderlo evitar y ahí está el gran Succi y su ayuno en la publicación del día 30 de septiembre de 1886:

Y ese es otro de los laberintos en los que habito, un constante digresión al infinito que se ha convertido en sendero.



El estado de las almas
Giorgio Todde
Siruela. 2004
144 pág.
ISBN  978-84-01-01752-0

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