La sátira de los oficios

Comienzo de la instrucción que hizo un hombre de Silé llamado Dua-Kheti para su hijo llamado Pepy, mientras marchaba al sur hacia la Residencia para situarlo en la escuela de los funcionarios y los más destacados de la Residencia.

También conocida como las Instrucciones de Dua-Kheti, este breve texto de la literatura egipcia antigua pertenece a la llamada literatura sapiencial. Son textos de contenido didáctico que pretenden ofrecer una enseñanza o reflexión. En esta ocasión gran parte de los estudiosos lo han considerado una sátira y le atribuyen un carácter peyorativo hacia los oficios que enumera. Posiblemente haya pesado en esta valoración la conservación de numerosos fragmentos parciales, puesto que durante cierto tiempo fue copiada por los estudiantes que aprendían a escribir en las llamadas casas de la vida, las escuelas sacerdotales de los templos y la transcripción de los distintos fragmentos y su compilación presenta numerosos problemas en su traducción.

Hay que tener en cuenta que el sistema de escritura en Egipto Antiguo era complejo, convivían en diferentes planos tres tipos de escritura: la escritura jeroglífica, la hierática y la demótica; y el proceso de aprendizaje debía ser arduo en la memorización de ideogramas. Aunque la fertilidad del río Nilo y su crecida ofrecían grandes recursos, el Antiguo Egipcio era una sociedad sometida a un trabajo intensivo con una estructura social jerárquica muy marcada.

Le dijo: «He visto a los que han sido apaleados, así que aprende a escribir. He visto a los que fueron llamados al trabajo. Mira, nada hay mejor que la escritura; es como un hombre leal»

Dua-Jeti se dirige en este breve texto a su hijo Pepy mientras navega en el río Nilo hacia el sur, va a separarse de su hijo para que este sea formado en la escuela y pueda alcanzar una buena posición social, tal y como él hizo en su infancia. A la tristeza de la despedida, se une el deseo de animar a su hijo y explicarle los motivos por los que le envía a estudiar a una escuela, para ello ensalza las oportunidades del aprendizaje de la escritura. El recorrido que realiza por las distintas profesiones carece de desprecio, pretende que su hijo aprecie la dureza de las mismas y comprenda y agradezca la oportunidad y el sacrificio que el padre le ofrece con el objetivo de que se aplique en los estudios.

He visto al herrero en su trabajo, a la boca de su horno. Sus dedos son como piel de cocodrilo, y apesta más que las huevas de pescado. El artesano con su cincel está más agotado que un campesino; su campo es la madera; su arado es el metal; su trabajo no tiene fin. [...] 
Mira, no hay una profesión que esté libre de director, excepto el escriba. Él es el jefe. Si conoces la escritura, te irá mejor que en las profesiones que te he presentado.

Cuando posteriormente los escribas dentro de las labores del templo se convierten en maestros y enseñan a escribir desean motivar a sus estudiantes, les ofrecen este texto para su copia con la intención de aprender y practicar nuevas palabras y grafías y a la vez inspirarles en el aprendizaje. No sabemos con seguridad como se indica en el texto si surge del cálamo de un padre dirigiéndose a su hijo o es mero recurso literario de un escriba, pero si es correcto asumir la existencia como hoy en día, de padres que se esfuerzan para que sus hijos tengan el mejor futuro posible y les apoyan en el acceso a una buena profesión.

El texto continua con una serie de consejos relativos a la obediencia, seriedad, sinceridad y concluye con una emotiva despedida llena de nostalgia ante la separación:

Agradece a tu padre y a tu madre,
que te han dado un camino en la vida.
Piensa que yo marché a estudiar antes que tú,
y así lo harán los hijos de tus hijos.
 
Fotografía: © The Trustees of the British Museum
 
Texto




La sátira de los oficios, instrucciones de Dua-Jeti
Dua-Kheti
2.000 antes de Cristo
Papiro Sallier

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