Ampliación del campo de batalla. Michel Houellebecq

Me invitaron el viernes por la noche a una reunión en casa de un compañero de trabajo. Éramos por lo menos treinta, todos ejecutivos de nivel medio entre los veinticinco y los cuarenta años. En un momento dado, una imbécil empezó a quitarse la ropa. Se quitó la camiseta, luego el sujetador, luego la falda, poniendo todo el rato unas caras increíbles. Siguió girando en bragas durante unos segundos y luego empezó a vestirse otra vez, ya que no se le ocurría otra cosa. Por otro lado, es una chica que no se acuesta con nadie. Lo cual subraya lo absurdo de su comportamiento.

Opera prima del enfant terrible de las letras francesas, publicada en una pequeña editorial pero prestigiosa alcanza su notoriedad por el boca a boca del lector fascinado por un estilo directo personalísimo consagrado a lo impoliticamente correcto.

Un ingeniero informático es condenado a impartir formación informática sobre un programa a medida realizado por su empresa al Ministerio de Agricultura en distintas ciudades francesas. Acompañado por un experto y sagaz compañero, Tisserand, en busca de sexo y el amor sin éxito, afronta la tarea con la misma desidia que su vida.
En este periplo laboral y personal, el lector descubre la soledad del protagonista abocado a la depresión, mientras nos ofrece un repertorio de incorrección hacia los negros, las gordas, los disfucionales mentales... en un intento de empatía que termina en compasión.

Un poco más tarde me entró hambre. Junto al puesto de un vendedor de barquillos simpaticé con un dentista. En fin, simpatizar es mucho decir, digamos que cruzamos unas palabras mientras esperábamos que volviera el vendedor. No sé por qué me contó que era dentista. En general, aborrezco a los dentistas; los tengo por criaturas básicamente venales cuya única meta en la vida es arrancar el mayor número de dientes posible para comprarse un Mercedes, con techo solar. Y este no parecía ser una excepción.

Ampliación del campo de batalla se presenta con un título explícito al despiste, ofreciendo un relato en primera persona confesional apuntalado por elementos biográficos que desmonta en el lector numerosos prejuicios a través del rechazo que suscita. Es un método de conquista sibilino y eficaz que consigue empatía y suscita una inexistente comprensión que nos desarma. Al final, solo resta el vacío y la soledad, en esta primera obra con elementos literarios por depurar.
La crítica lo ha premiado, los lectores lo aman o lo odian, acusado de sexista, racista, misógino... de una cosa pueden estar seguros sus lectores, en su carcaj quedan flechas envenenadas.




Ampliación del campo de batalla
Michel Houellebecq
Anagrama.AÑO
377 pág.
ISBN  978-84-01-01752-0

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