El camino del tabaco. Erskine Caldwell

Volvía Lov Bensey por el camino del tabaco carcomido por las lluvias, hollando con paso cansado la espesa capa de arena que lo cubría. Llevaba a cuestas un saco de nabos, que no poco trabajo le había costado conseguir, y su peso hacía aún más penosa la larga jornada.
El día antes Lov oyó decir que en Fuller había alguien que estaba vendiendo nabos a cincuenta centavos el bushel y esa mañana bien temprano salió de su casa con medio dólar en el bolsillo para comprarlos. Ahora llevaba ya recorridos once kilómetros, y aún le quedaban otros tres más para llegar a su casa, junto al cargadero de carbón del ferrocarril.
Cuatro o cinco de los Lester se encontraban en el patio delantero, si tal podía llamarse al baldío que daba acceso a la casa, cuando Lov se detuvo enfrente. Llevaban cerca de una hora, desde que lo vieron en las dunas a casi tres kilómetros de distancia, sin quitarle la vista de encima y ahora que lo tenían a su alcance estaban dispuestos a hacer todo lo posible por impedir que siguiera viaje con los nabos.


En el sur de Estados Unidos, en Georgia, hay un viejo camino apisonado en el tiempo por la rodada de los barriles de tabaco llevados para su transporte al rio. Junto a este camino sobrevive la familia Jester, aferrados a la esperanza de recuperar el cultivo de la tierra. Poco a poco han perdido tierras, aperos, animales y no les resta nada que comer. Jeeter el cabeza de familia ha ido vendiendo a sus hijas para mantenerse, anhela que muera la abuela para no tenerla que alimentar y cuando consigue algún saco de nabos en algún robo entrega los más pequeños al resto de su familia. Sus hijos se han marchado a trabajar a la ciudad en las hilanderías y el ferrocarril, sin embargo él sigue unido a la tierra que lo vió nacer soñando con recuperar el cultivo de unos campos que yacen baldíos por sobreexplotación. La desidia ha invadido su cuerpo como los matorrales las tierras abandonadas.

La miseria económica planea sobre la mezquindad del cabeza de familia agudizada por el hambre y el deseo de satisfacer sus instintos animales.

Ada y él habían tenido diecisiete hijos. Cinco de ellos habían muerto y los restantes se habían dispersado en todas las direcciones, quedando en casa solamente Dude y Ellie May; es cierto que Pearl estaba a sólo tres kilómetros de allí, pero nunca había vuelto a visitar a sus padres, y ellos tampoco habían ido a verla. Los que murieron habían sido enterrados en distintos puntos del campo, y como no se habían marcado sus tumbas y la tierra había sido arada después de estar enterrados, nadie hubiera sabido encontrarlos, de haberlo querido.

En 1932 se publica El camino del tabaco, punto de inflexión que rompe con la literatura sureña de las plantaciones idealizadas. Pese a su tono deprimente, la fuerza de la denuncia que contenían sus páginas convirtieron la novela en un éxito que continuó en una adaptación teatral en Broadway que se mantuvo siete años en cartel y en una adaptación cinematográfica a cargo de John Ford.

Convertido en icono de la literatura del sur de Estados Unidos gracias a la potencia expresiva que consigue a través de descripcioness concisas de actos y pensamientos carentes de reflexión, El camino del tabaco es un texto breve de gran potencia no exento de humor.




El camino del tabaco
Erskine Caldwell
Navona. 2008
200 pág.
ISBN 9788496707665

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