La Tribuna. Emilia Pardo Bazán

Comenzaba a amanecer, pero las primeras y vagas luces del alba a duras penas lograban colarse por las tortuosas curvas de la calle de los Gastros, cuando el señor Rosendo, el barquillero que disfrutaba de más parroquia y popularidad en Marineda, se asomó, abriendo a bostezos, a la puerta de su mezquino cuarto bajo. Vestía el madrugador un desteñido pantalón grancé, reliquia bélica, y estaba en mangas de camisa. Miró al poco cielo que blanqueaba por entre los tejados, y se volvió a su cocinilla, encendiendo un candil y colgándolo del estribadero de la chimenea. Trajo del portal un brazado de astillas de pino, y sobre la piedra del fogón las dispuso artísticamente en pirámide, cebada por su base con virutas, a fin de conseguir una hoguera intensa y flameante. Tomó del vasar un tarterón, en el cual vació cucuruchos de harina y azúcar, derramó agua, cascó huevos y espolvoreó canela.

Amparo es una joven que madruga todos los días para ayudar a su padre en la elaboración y venta de barquillos, mientras su madre incapacitada queda en la cama de la pequeña habitación contigua en la que viven alquilados. Amparo vive en Marineda, ciudad imaginaria trasunto de La Coruña natal de la escritora, cuando unas navidades sale a pedir el aguinaldo y consigue una recomendación para la fábrica de tabacos. Comienza así su labor como cigarrera, mientras que su padre coge como ayudante para sustituirla a un joven de campo, Jacinto, diana de burlas por su ignorancia. Jacinto, aldeano patizambo, es víctima de burlas familiares a la vez que esforzado trabajador. Amparo desdeña su amor y cae rendida a los requiebros de Baltasar, señorito militar de familia adinera, mientras se convierte en La Tribuna, leyendo los periódicos liberales a sus compañeras de trabajo y participando activamente en el movimiento político de libertad que se fragua.

A todo esto, el poder, representado por el regente Serrano, al cual se tributaban honores casi regios, estaba realmente en las vigorosas manos de Prim, que olfateando la ruina de la Gloriosa, como el marino vislumbra en el remoto horizonte el huracán, sin entretenerse en fruslerías demagógicas, sólo pensaba en traer un monarca, llamado a sosegar el país. España estaba próxima a la gran lucha de la tradición contra el liberalismo, del campo contra las ciudades; magna lid que tenía en la Fábrica de Marineda su representación microscópica.

En 1857 se produce la primera huelga de mujeres en Galicia provocada por la llegada de las nuevas máquinas de picar tabaco que amenazan la subsistencia de estas mujeres que entraban a trabajar desde los ocho años como aprendizas y carecían de jubilación. Las tropas disolvieron la revuelta, las máquinas se quedaron y la lucha continuó. Emilia Pardo Bazán, hidalga de familia adinerada, se acerca a la fábrica en 1883 para documentarse sobre el trabajo, el habla, la vida de estas trabajadoras. Al escribir La Tribuna, crea el naturalismo, por sus descripciones surgidas de la observación de la realidad y por abordar los conflictos sociales, económicos y laborales de una sociedad en transformación. Anuncia brillantemente la llegada posterior de La Regenta y Vetusta, trasunto de una Oviedo de rígidas estructuras, e incluso de Germinal y su lucha laboral. La condesa de Pardo Bazán conoce a las cigarreras, quien no, en una ciudad de 40.000 habitantes en la que llegaron a ser 4.000 las empleadas que a diario acudían a la fábrica. Las veía pasar por la calle agotadas tras el trabajo en la fábrica camino a casa donde les espera la cocina, la colada sin agua corriente y atender a la familia. Desde su vida privilegiada describe y denuncia las condiciones laborales, la jerarquía social y sus abusos, y se atreve a dar voz a la miseria. En un secundo plano desarrolla un drama romántico enfrentando a un Baltasar de misera moral frente a un noble Jacinto, la represión y la libertad que concluyen con el nacimiento al final de la novela:
—¡Viva la República federal!

Disponible en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes



La Tribuna
Emilia Pardo Bazán

Alicante. 2002
Edición digital basada en la 1ª ed. de Madrid, Alfredo de Carlos, [1883]. Otra ed.: Emilia Pardo Bazán, Obras completas I : (novelas), Madrid, Fundación José Antonio de Castro, 1999, pp. 405-640. 
235 pág.

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