Mi romería. Emilia Pardo Bazán

Al abrir mi baúl cuando regresé de Roma, fueron saliendo de él objetos muy raros y diferentes: ricos rosarios de ámbar, coral, ágata, malaquita, revueltos con otros de obscuras cuentas de madera ó huesos de aceituna; camafeos donde una mano hábil esculpió el busto de León XIII en actitud de bendecir; la lámpara de barro que usaban los cristianos en las Catacumbas; la copa italogriega extraída de las excavaciones de Capua; el trozo de ánfora sepulcral recogida en la Vía Apia, en el recinto de una ignorada tumba;  la escudilla fabricada con polvo de la Santa Casa de Loreto; el amuleto romano labrado en preciosa coralina; juguetes de cristal de Venecia; fotografías de cuadros modernos, y el retrato de Don Carlos, con dedicatorio autógrafa. Caprichoso conjunto de elementos cristianos y paganos, de aficiones artísticas y adhesiones personales, que en su variedad y aparente desorden refleja y simboliza, no sólo la obra que hoy sale á luz, sino el alma de su autora.

En 1888 se produce el jubileo sacerdotal del papa León XIII y el periódico El Imparcial envía como corresponsal a Emilia Pardo Bazán quien realiza la romería correspondiente y envía las crónicas sobre el viaje. A su regreso se publican en formato libro con el título de Mi romería incluyendo algún capítulo más como un prólogo en el que matiza algunos de los aspectos por lo que fueron criticados sus artículos como la denominación de fantasma al papa, opiniones sobre la cuestión romana sobre el poder temporal del papa en el país recién unificado o su visita al pretendiente carlista en Venecia y la campaña de descrédito que generó por su opinión conciliadora.

Arranca el viaje desde la iglesia de San Luis a la que acude a recoger el billete de viaje organizado para la romería, tras las correspondientes criticas a la incomodidad del viaje en ferrocarril hasta Roma llega a la ciudad santa con la intención de descubrir y describir historia, arte y religión. Nos deja constancia de su recorrido cultural por el foro, la Via Apia, la asistencia a la misa por el jubileo y la recepción papal. Son descripciones llenas de curiosidades y anécdotas escritas en las estaciones de tren, en los hoteles, cafeterías... crónicas con la fuerza de la inmediatez y de la emoción del viajero. Comparte elementos de libro de viaje con un itinerario y registro anecdótico de cuaderno de bitácora, con la presencia de aspectos autobiográficos a través de confesiones, morriñas y opiniones personales. Mi romería es también periodismo, y en definitiva es buen hacer literario que pasado el siglo sigue ganando resistiendo al cambio y ganando en sabiduría. Muchas de las reflexiones que contiene siguen hoy más vivas que nunca.


Iglesia San Luis Obispo en la calle Montera

Apagado el fuego de pronunciamientos y motines, la política se reduce á una lucha por la existencia, no ya de banderías, sino de personalidades ambiciosas, y con la ambición ruin del propio interés, no con el noble afán del mando apetecido para realizar en la esfera de la razón práctica las concepciones más ó menos utópicas de la razón pura.

Lejos de la literatura comercial, de los clásicos e incluso de las novelas de época están estas pequeñas grandes joyas escondidas en los anaqueles, en los bit de la red, hoy más accesibles y vivas que nunca.


Disponible en la biblioteca digital de la Biblioteca Nacional de España




Mi romería
Emilia Pardo Bazán
Establecimiento tipográfico de Fortanet. 1888
206 pág.


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