El Titanic. Joseph Conrad

Algunas reflexiones sobre la pérdida del Titanic

No es ino con cierta amargura como uno ha de reconocer que el desaparecido buque Titanic gozaba de "buena prensa". Quizá sea porque no tengo por costumbre de hojear diarios (nunca había visto tanto periódico desperdigado por mi habitación) por lo que los espacios en blanco y los grandes caracteres de los titulares adquieran a mis ojos un inapropiado aire festivo, un desagradable efecto como de febril explotación de un sensacional regalo del cielo. Si alguna vez una catástrofe marina ha encajado, cual si se tratar de un conocimiento de embarque, en la definición de voluntad de Dios, ha sido esta; tant por su magnitud, imprevisibilidad y gravedad, como por su aleccionadora influencia, que ha de pesar sobrel a excesiva confianza que la humanidad deposita en sí misma.  



Joseph Conrad, marino y escritor, no puede dejar de conmocionarse ante el hundimiento del Titanic el 13 de abril de 1912 en las frías aguas del Atlántico. Como marino reivindica la sinrazón de una gran construcción llena de lujo y escasas medidas de seguridad. Como escritor no puede dejar de leer en la prensa las noticias relativas al naufragio y escribir su conmoción ante la pérdida de vidas humanas. 
Fue un naufragio que figurará en el colectivo humano por muchos siglos, pues su capacidad de impacto no se ha atenuado. Su presencia en la prensa, en la literatura y en el cine la mantiene viva y no es sino una muestras más de la necesidad de liberar la profunda impresión que ejerce en periodistas, escritores o directores de cine. 




El Titanic
Joseph Conrad
Gadir. 2018
111 pág.
ISBN 9788494837821

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