Sentada un día en mi cuarto de estudio, rodeada toda mi persona de los libros más dispares, según tengo la costumbre, ya que el estudio de las artes liberales es un hábito que rige mi vida, me encontraba con la mente algo cansada, después de haber reflexionado sobre las ideas de varios autores. Levanté la mirada del texto y decidí abandonar los libros difíciles para entretener con la lectura del algún poeta.
Cristina de Pizán es una mujer excepcional en un mundo medieval, en el que afortunadamente como hija del astrólogo y médico de la corte accede a una amplia formación que continuará a lo largo de su vida leyendo y escribiendo. Tras iniciarse en la poesía participando en la edición de los textos en manuscritos de pergamino ricamente iluminados, redactará por encargo del rey una crónica histórica sobre el reinado de su predecesor Carlos IV de Francia. Posteriormente participará en la polémica del Roman de la Rose reivindicando el papel de la mujer hasta escribir La ciudad de las damas.
Debes saber que existe además una razón muy especial, más
importante aún, por la cual hemos venido, y que vamos a desvelarte:
se trata de expulsar del mundo el error en el que habías caído,
para que las damas y todas las mujeres de mérito puedan de
ahora en adelante tener una ciudadela donde defenderse contra
tantos agresores. Durante mucho tiempo las mujeres han quedado
indefensas, abandonadas como un campo sin cerca, sin que
ningún campeón luche en su ayuda. Cuando todo hombre de
bien tendría que asumir su defensa, se ha dejado, sin embargo,
por negligencia o indiferencia que las mujeres sean arrastradas
por el barro. No hay que sorprenderse por lo tanto si la envidia
de sus enemigos y las calumnias groseras de la gente vil, que con
tantas armas las han atacado, han terminado por vencer en una
guerra donde las mujeres no podían ofrecer resistencia. Dejada sin defensa, la plaza mejor fortificada caería rápidamente y podría
ganarse la causa más injusta pleiteando sin la parte adversa.
En su ingenua bondad, siguiendo en ello el precepto divino, las
mujeres han aguantado, paciente y cortésmente, todos los insultos,
daños y perjuicios, tanto verbales como escritos, dejando en
las manos de Dios todos sus derechos. Ha llegado la hora de
quitar de las manos del faraón una causa tan justa. Ése es el motivo
de que estemos aquí las tres: nos hemos apiadado de ti y venimos
para anunciarte la construcción de una Ciudad. Tú serás
la elegida para edificar y cerrar, con nuestro consejo y ayuda, el
recinto de tan fuerte ciudadela. Sólo la habitarán damas ilustres
y mujeres dignas, porque aquellas que estén desprovistas de estas
cualidades tendrán cerrado el recinto de nuestra Ciudad.
Esta es la propuesta de Cristina, la construcción de una ciudad literaria utópica en la que acompañada por la Razón, Rectitud y Justicia alza una defensa de las mujeres debatiendo la vida y labor que desempeñaron mujeres históricas. En este proceso alza su voz para denunciar la tradición misógina que ha rechazado y vilipendiado a estas mujeres difundiendo una historia paralela que tergiversa la realidad. Denunciando estos constantes ataques a través de referencias literarias y razonamientos lógicos alza unos muros de defensa en los que guiada por la Razón se pueda apreciar la obra y la labor pasada, presente y futura de la mujer.
Livre de la Cité des dames, Chirstine de Pisan. Fuente: Gallica https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/btv1b8448962v/f16.item |
La ciudad de las damas es un texto medieval clásico imprescindible que resurge del olvido para recuperar su lugar como pionero de las utopías, baluarte de los indefensos e importancia de la cultura.
La ciudad de las damas
Cristina Pizán
Siruela. 2013
249 pág.
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