
El Amo viaja de Veracruz a Venecia pasando por una Habana pestilente y un caserón provinciano llamado Madrid. Acompañado de su criado negro llega a la Venecia de los Carnavales donde disfrazado de Montezuma inspira la música de Vivaldi. Así nace la primera ópera sobre el Nuevo Mundo. Durante este peregrinaje musical descubrimos la belleza de las jóvenes del Ospedale della Pietà y la inolvidable trompeta de Louis Amstrong que anuncia, como los mori de San Marco, la llegada del fin que es a su vez, principio.
Y gritando «falso, falso, falso, todo falso», corre hacia el preste pelirrojo que termina de doblar sus partituras, secándose el sudor con un gran pañuelo a cuadros. «¿Falso...qué », pregunta, atónico, el músico. «Todo. Ese final es una estupidez. La Historia... » «La ópera no es cosa de historiadores. »
Si te preguntan cuál es el mejor incipit que has leído, no te atreves a rebatir Historia de dos ciudades. En tu interior confiesas, lejos del eurocentrismo tan blanco y tan masculino que parece ser incorrecto, que no solo puede haber uno, que nadie puede desbancar al Quijote, ni siquiera a Cien años de soledad, hasta que lees Concierto barroco y lees y relees atrapado por el martilleo de la plata batida.
Si piensas cual es la cubierta que más te ha ofrecido, mi respuesta será el Concierto barroco de Carpentier en Alianza. Parecía pedir un instrumento, una evocación clásica, pero Cuba, esa isla que no vió nacer a Carpentier, pero si alimentó su prosa y el pincel de Wifredo Lam, da lugar a esta Ventana. Es tan solo un detalle de uno de los cuadro de Wifredo, sin l, nacido en Cuba, en 1902, hijo de chino y negra colorá en sus palabras, concebido a los 84 años por su padre, octavo de los hijos, criado entre los rituales de su madrina santera Mantoñica Wilson. Este crisol está en la jungla de su pintura, en la portada de este concierto cacofónico que se acompasa linealmente para dar pie a un juego de palabras que seduce como canto de sirenas.
Recién leido, ya lo he releido, su amable brevedad y sus juegos de palabras, rítmicos y musicales, son el canto de las sirenas. Todos los años encuentro la lectura del año, esta vez más pronto que tarde.





Concierto barroco
Alejo Carpentier
Alianza. 2003
102 pág.
ISBN 9788420633623
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