Mientras la experimentada Casandra enjugaba los grandes y relucientes ojos de la joven Maya, cuyas vivencis voy a contar, y trataba de arreglarle un poco las delicadas alas, la gran colmena zumbaba con tono amenazador; a la pequeña Maya le pareció que hacía mucho calor y se lo dijo a su acompañante. Casandra miró preocupada a su alrededor, pero no contestó a la pequeña de inmediato. Le asombró que la niña encontrase tan pronto algo que criticar, pero en el fondo tenía razón: el calor y el hacinamiento eran prácticamente insoportables.
Las aventuras del abeja Maya es un cuento clásico publicado en 1912, reeditado en esta ocasión por Nórdica con excelentes ilustraciones a cargo de Ester García lejos del modelo televisivo de tanto éxito como lo fueron las adaptaciones japonesas de esa época: Heidi, Marco... La propia ilustradora nos narra como se inspira en el mundo natural para contactar con un relato que es un canto a la naturaleza y a la infancia.
La pequeña Maya acaba de nacer en una colmena abarrotada. Es una abeja con muchas ganas de descubrir el mundo y saciar su curiosidad. Inicia un periplo lleno de aventuras que la lleva a conocer otros animales desde escarabajos, saltamontes a la peligrosa araña, pero ella sigue explorando pues su deseo es conocer a los humanos, y es que ella no ha nacido para vivir en una colmena trabajando todo el día.
Entre los animales, igual que entre los humanos, sucede que algunos caracteres no pueden adaptarse a las costumbres de todos y hay que ser muy precavido y comprobarlo todo con rigurosidad antes de enjuiciar a cada una de estas criaturas.
La primera gran sorpresa fue descubrir que las aventuras de la abeja sobre cuyo tema, en 1979, había aprendido con cierta incertidumbre a silbar, mi abuela también las había leído más de medio siglo antes.
La segunda fue, hace tan sólo cinco o seis años, descubrir por casualidad que detrás de la inspiradora novela escrita por el alemán Waldemar Bonsels, había una historia considerada, más tarde pero también en su momento, de fuerte impronta nacionalista y agitación bélica. Una mezcla de individualismo y espíritu de sacrificio, que hizo de estas aventuras de abejas, avispones y compañía, la tercera novela más leída en Alemania en la primera mitad del siglo XX (primero Los buddenbroocks, segundo Sin novedad en el frente) y que también en Italia fue muy apreciada por el régimen.
Tanto es así que esta edición de 1926 (el mismo año de la fundación de la Opera Nacional Balilla), que perteneció a mi abuela, tiene un sello del comité central de Bolonia de la asociación nacional fascista de bibliotecas escolares.
Las aventuras de la abeja maya
Waldemar Bonsels, ilustraciones Ester García
Nórdica. 2019
176 pág.
ISBN 978-84-17651-88-6
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